$27.70 USD
3 cuotas sin interés de $9.23 USD
Ver más detalles
25 en stock
Medios de envío
Nuestros locales
Descripción

Orlando Van Bredam
Crímenes de aldea
ConTexto de Rubén Duk

Páginas: 159
Formato: 22x15cm
Peso: 0.26 kgs.
ISBN: 9789877305104

CRÍMENES DE ALDEA “Cuando tenía catorce años, mi madre me vendió a un gitano. Mejor dicho, me cambió por un automóvil. Ni siquiera por un auto nuevo y grande, sino por uno viejo y chico. Un 4L rojo que el gitano exhibía en la vereda de la concesionaria y siempre estaba brillante. Cada vez que pasábamos por ahí, mi madre suspiraba y decía “ya lo vamos a comprar”. Yo no entendía cómo íbamos a hacer porque éramos pobres, más pobres que nunca desde que mi padre se escapó del pueblo con otra mujer. Sin embargo, mi madre miraba ese autito y me decía eso. El gitano, que siempre estaba a la expectativa, la miraba suspirar y sonreía y le brillaban los ojitos negros y le temblaban los bigotes anchos, pero no se levantaba de la silla. Eso pasó muchas tardes de muchos meses, hasta que un día, el gitano se paró y vino hacia nosotras, se sacó la boina que siempre llevaba puesta y con ella me señaló a mí y sin dejar de sonreír, le dijo a mi madre: -¿Cuánto querés por la chica?” “Lucrecia”, Crímenes de aldea, Orlando Van Bredam. COLECCIÓN LA TIERRA SIN MAL ¿Quién de nosotros no ha leído, a lo largo de su vida, algún libro perteneciente a una colección literaria? Nuestra niñez, nuestra adolescencia y nuestra juventud; nuestros años de madurez, se han nutrido de esa experiencia bienhechora. El sentido de orden y continuidad queda reflejado en muchas de ellas: Robin Hood, El Séptimo Círculo, Biblioteca Personal de Jorge Luis Borges y tantas otras, fueron compañeras inseparables. La Tierra sin Mal no pretende otra cosa. Tomando como título el de aquel “lugar privilegiado, indestructible, donde la tierra produce por sí misma sus frutos y donde no hay más muerte”, ámbito mítico de la cultura guaraní, la colección aspira a reunir obras que reflejen la rica diversidad narrativa de las provincias del NEA y Santa Fe, y que constituyen, probablemente, lo mejor de nuestro acervo cultural. Juan Basterra